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DISCURSO PARA LA PIRA PAGANA 2004

Amigos del Club Chufa:

Ya he oído suficientes veces la negativa de una publicación, ya he perdido muchísimos concursos literarios ante cabrones sin talento, y la envidia y muchas cosas malas, o sea muy buenas, se me han trepado por la espalda como cucarachas del diablo.

El Club Chufa necesita espacio. Y me refiero a que negamos las formas regionalistas de literatura, somos más grandes que Sonora, o por lo menos queremos serlo. Y con espacio no me refiero a galerías de limosna o premios avaros. Me refiero a todo el espacio, el centro, todo.

Nunca ningún movimiento literario del pasado en esta parte del mundo ha logrado nunca nada, absolutamente una sola mugrosa cosa. Nosotros hemos hecho algo, pero no hemos de contentarnos con salir en la televisión y en el periódico. Ese debe ser el primer paso de cosas mucho más grandes.

Los artistas se siguen preguntando por qué la gente no lee, no va al teatro, no va a las galerías. Yo contesto que es porque el arte es puta y absolutamente aburrido, señoras y señores, y hay que cambiar eso.

No propongo convertirnnos en los payasos del arte, sino lo contrario. Al ser humano también lo divierte el terror y la sorpresa. La manera de lograr la atención depende de una sola cosa: el poder.

Y como artistas desarmados y pacifistas (ha, ha!) nuestro poder está en el cerebro. En manejar los miedos del otro sin causarle necesariamente daño. Quisiera probar que nuestra tarea de llevar arte a los demás es mas fácil de lo que parece, pero los obstáculos principales son dos. Primero: ellos (los iletrados, los que no van al teatro ni a la ópera) son más que nosotros. Hay que dejar de creernos mormones. Los artistas necesitamos a los estúpidos; si todos fuéramos artistas no habría sentido en nada de lo que hacemos.

Segundo: Sonora no es lugar para el arte. Esto es fácilmente descartable porque al Club Chufa le importa un carajo Sonora.

Esa cosquilla de odio que sienten en este momento hacia mí se llama regionalismo. Todos lo tenemos, no hay nada de qué preocuparse.

El Club Chufa, especialmente el sector del Club Chufa formado por los valientes y comprometidos miembros que vinieron esta noche a la Pira, está basado en la increíble pureza de nuestros deseos: luchar por el arte es mucho mejor que matar árabes por petróleo o que volar en pedazos por territorio. La nuestra no es sólo una guerra santa, es una guerra estética, en la que no podemos perder, porque somos la selección de los jóvenes mas inteligentes de nuestra generación.

Créanme, si logramos que el nombre del Club explote y se oiga en todas partes, la historia no va a olvidarnos. Lo que si debemos evitar es solo formar parte de un libro polvoso de un escritor regional. Alguien dijo ya en el pasado que la única finalidad en la vida de un caballero es jamás parecer ridículo. Y el Club Chufa es un caballero.

Nosotros, los Chufa, los Hijos del Ninja, los Implicados de la Teogonía, los viejos y nuevos pelícanos, debemos hacer la promesa de nunca descansar en la acción y en la difusión de nuestro nombre. Haremos del Club Chufa un emblema de disciplina y orden, y también de caos y creatividad. Pero que, sobre todo, sea un símbolo de lucha eterna.

Vemos en nuestro escudo, en el pelicano, en su sacrificio, la libertad y pureza de nuestro trabajo. Nuestra sangre no es sangre, es nuestro arte, producto más puro y más rico que la sangre.

Que en los meses que siguen cada uno de nosotros reclute a muchos más artistas con talento o con ganas de difundir el nombre. Que el nombre del Club Chufa se escuche por todas partes y que todos se nos quieran unir, aun cuando el sacrificio que pidamos sea mil veces más grande.

Quid sum miser tunc dicturus? Quem patronum rogaturus, cum vix justus sit securus?

CARLOS MAL PACHECO
Tucson Arizona, 4 de junio, 2004




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